El CAR Coanda Sevilla no consigue sumar frente a un CR Málaga que continúa su línea ascendente al sumar tres triunfos consecutivos. El conjunto malagueño se convierte en el verdugo de Andalucía al someter a Marbella Bulls y al CAR. El conjunto de Romero se mantiene en la octava posición, empatado a puntos con Marbella y a sólo dos de distancia de un CR Málaga que dará guerra en la segunda vuelta de la competición.
En la lucha encarnizada por la supremacía de la tabla inferior, cualquier punto es bienvenido. El triunfo del CAR en la jornada 13 frente a Arquitectura invitaba al optimismo en la casa arlequinada. Atrás quedaban Marbella y Cáceres, rivales directos y ante los que el equipo de Sevilla había sufrido. La cita en Málaga, si bien anticipaba un encuentro reñido, tenía como objetivo afianzar una posición más que cómoda de cara a los desplazamientos venideros.
La grada y el clima avisaban antes incluso del pitido inicial. El derbi andaluz de la semana no se hizo de rogar y las infracciones -habituales ya en esta categoría- se cobraron los primeros seis puntos locales desde el lanzamiento a palos. El CR Málaga impuso las reglas del combate y trasladó el partido al campo rival. Una patada a palos de Monedutti parecía reavivar el espíritu de un equipo que no terminaba de entrar en el encuentro.
La superioridad de los locales dio sus frutos poco después del minuto veinte de juego. El apertura Lautaro Calle haría las delicias de los asistentes al convertir la primera marca y hacer lo propio con la transformación para mandar el luminoso hasta los 13-3. El intercambio de golpes alcanzó un ritmo frenético gracias a los ensayos de ambas escuadras, obra de Joaquín Gutiérrez Evans para los visitantes y Alejandro Sánchez en el equipo local. Un nuevo golpe de castigo pondría punto y seguido al episodio anotador de una primera parte en la que el CR Málaga dominaba por 23-8.
Con un marcador desfavorable, pero no imposible, el CAR Coanda saltó al terreno de juego con el objetivo de dar la vuelta a la situación. Durante diez minutos, los pupilos de Moreno remaron a contrarreloj. Una llama de la esperanza que Gaspar Campagna intentó apagar con un nuevo ensayo.
Es posible que la velocidad del siglo XXI haya cambiado para siempre la forma de hacer rugby. Los sistemas de juego y entrenamientos se adaptan, mutan y transforman a su paso la esencia superficial del deporte. No obstante, en esto del rugby existe un elemento que se mantiene impasible ante los avances modernos. Las agallas para seguir luchando incluso cuando todo indica que es un esfuerzo titánico sin recompensar. Esto, en Sevilla, tiene nombre propio: Miguel Echecopar.
Llámenlo el efecto Echecopar, la fuerza del Capitán o como uds. gusten. Esta temporada de División de Honor B está dejando nombres propios para el recuerdo. Echecopar es, a todos los efectos, uno de ellos. La gallardía del incombustible capitán arlequinado es combustible para sus compañeros. Cuando la tempestad es más salvaje y el suelo retumba con tambores de guerra, la figura del siete siempre aparece. En Málaga, veintidós puntos abajo, muchos habrían bajado los brazos. En seis minutos, Echecopar revolucionaría el marcador al encontrar en dos ocasiones la recompensa de la línea de cal. La misión del CAR estaba clara: quince minutos para recortar diez puntos.
El sueño del CAR pronto se haría añicos tras un nuevo golpe de castigo y un drop del CR Málaga. Las agallas para no rendirse nunca son intrínsecas al buen rugby y aunque a veces consigan imponerse a las adversidades, no fue la ocasión. La derrota de Andalucía Marbella Bulls sonrió a un CAR Coanda que afronta el tramo más complicado de temporada al visitar al CAU en Madrid y a Almería.
Texto: Óliver F. Bruno
Foto: Óliver F. Bruno, foto de archivo CAR- CR Málaga temporada pasada