Los clubes se nutren de la ayuda incondicional que le prestan los que fueron jugadores y hoy forman el importante colectivo de veteranos.
Son muchos, todos tienen motes y jugaron al rugby durante algunos años de su juventud. Lo acreditan con recortes de prensa, pocas fotos de la época y alguna que otra camiseta que conservan como un tesoro. Todos tienen “batallitas” de excursiones en buses destartalados, campos de tierra, ensayos cruciales y campeonatos de España. Están activos en los chats de whatsapp donde el Club une a sus exjugadores. Se asocian por quintas, defienden la posición de juego que ejercieron como la más relevante, son de algún entrenador en concreto, pero, sobre todo, se sienten del Club, al que defienden como antaño, ahora más que nunca.
Se les ve por los partidos de los seniors. Algunos son entrenadores o delegados. Son padres de nuestros rugbiers actuales. Son incondicionales. Su nivel de implicación difiere en función de la disponibilidad de tiempo (laboral o familiar) que les queda. Muchos no fallan al tocata semanal, donde conviven varias generaciones y estilos de rugby. Otros solo vienen al “cerveceo” para estirar la post-pachanguita al máximo. Suelen ser mejores en el tercer tiempo que en el campo, pero siempre tienen 5 minutos de gloria, vestidos de corto, en los que aflora el rugby que practicaron y destapan detalles deportivos únicos.
Son, por encima de todo, fuerzas vivas del rugby actual y actúan como los mayores valedores de que lo que vivieron como jugadores perdure en el Club. Son los mejores embajadores. Se les pide apoyo económico, se les llama para que aporten generosidad, contactos, servicios profesionales o consejos y nunca te defraudan; y casi siempre se les pide tiempo para ayudar a entretener, radiar un partido, organizar un torneo o actividad benéficas, jugar un partido de rugby playa o para que cedan parte de su armario de reliquias arlequinadas.
Sin VETS no habría clubes amateur. Son tan importantes como la cantera, como la directiva o como los patrocinadores (algunos se dejan seducir para que su empresa apoye al Club). Son hinchada entendida que respeta al árbitro y disfruta con cada ensayo de nuestro equipo. Son AMIGOS.
Cuando ya no quedan sprints de 100 metros, cuando el físico solo da para uno o dos cabezazos de los de antes, cuando el amago o la cruz o el cambio de pie solo sale una de cada cuatro veces… siempre queda el amor por el rugby y tu Club, por lo que fuiste y retienes por ser un crack de este deporte. Los VETs son así, para siempre.
Son los que no dejan de ser socios (aunque lo paguen a plazos o a escondidas) y los que no dejan ninguna oportunidad pasar para comprar la última camiseta que se le ocurra a alguna categoría para irse de gira. Toca reconocerles su fidelidad. Ser VET es una actitud, un gesto, una forma de estar activo en el rugby.Todos hicieron grande a nuestro Club. Todos hacen ahora en su día a día más importante al Club Amigos del Rugby (CAR) y a lo que representan sus valores y propósito en la sociedad. Vaya aquí nuestro más sincero agradecimiento.