Los Gamba y El Gambita. Jaime, Dani y Pepe. Son los hermanos Gastalver, una de las sagas con peso en el Club Amigos del Rugby de Sevilla. Lo llevan en la sangre. Pepe, El Gambita, es hermano de Jaime, entrenador de Sub-16. Ha jugado 20 años al rugby. En el CAR, Helvetia, los Surfers Paradise Dolphins de Australia y Southerrness de Tailandia. ¿Su posición? Medio melé (9) y en los últimos años, apertura (10). Siempre le gustó mandar en el campo, distribuir el juego y decidir cuál era la siguiente jugada. Tiene 37 años. En 2018, tuvo que dejar su pasión. Le diagnosticaron Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), una de las enfermedades más raras que puede afectar al ser humano. “Cómo echo de menos vestir la arlequinada”, dice el protagonista de esta historia cuando nos manda una de las fotografías que ilustran esta entrevista. Pepe afronta el momento con la mejor medicina que conoce: siendo como es, alguien alegre, positivo, divertido, práctico, cariñoso y paciente. Así es el corazón rojiverde de este rugbier sin fronteras.
¿Cuándo llegó al CAR?
Podría decir que nací en el CAR porque mis dos hermanos mayores, Jaime y Dani, eran jugadores. Empecé a jugar a los 6 años con niños mayores. En esa época no había jugadores tan pequeños. Que empiecen ahora desde Sub-6 es magnífico. Eso hará que en el futuro suba mucho el nivel .
¿Quién lo enganchó a este deporte?
Mi familia. A mi padre le gusta mucho. Un tío era jugador y otro presidente de la Federación Andaluza de Rugby. Mi hermano mayor, El Gamba, que me saca 12 años, me llevaba a todos los partidos cuando era jugador. Yo era la mascota del equipo. Mi función en todos los partidos era estar atento a cuando se pateaba a palos para ir corriendo y hacer una montañita que sujetara la pelota. Entonces, una bolsa llena de arena.
¿Cuánto tiempo jugó?
20 años. De los 6 a los 18. Gran error dejar el rugby. Es una edad muy tonta y se toman algunas decisiones poco acertadas. Después, volví a los 26 y hasta los 34. Disfruté tanto que nunca he llegado a entender por qué tardé tanto en volver. He tenido buenos años de rugby en Seniors siendo jugador titular y disputando casi todos los minutos. Si no hubiera parado a los 18 años, mi nivel habría sido muchísimo más alto.
¿Su primer recuerdo?
Campeonato de España con 8 años. Me llevaron a jugar a Madrid con los mayores. Ese recuerdo quedó inmortalizado por una fotografía que me hicieron para una revista de rugby. Durante muchos años se utilizó para promocionar el rugby en Andalucía.
¿Lo mejor de jugar al Rugby?
El momento del juego, partido, vestuario, concentración, nervios, ganas, agresividad, seguridad, fortaleza, ganar, ensayar.
¿Qué significa para usted el Club Amigos del Rugby?
Algo de lo que soy parte, a lo que tengo cariño y que siempre va a estar ahí, al igual que yo para el Club.
¿El entrenador que más le enseñó?
En mi primera etapa en el Club, Don Paco Tanke. Es un máquina. Le tengo mucho cariño. Me encantaría verlo y darle un abrazo, pero anda por Japón. En Senior, mi hermano Jaime, El Gamba. Si te gusta el rugby, que te entrene él es triunfo asegurado. Siempre sacará tu mejor versión.
¿A quién admira en este deporte?
Al equipo de los All Blacks. También, a Rafa Nadal.
¿Su mejor partido?
La vuelta al rugby. 26 años. Australia. En mi segundo partido saqué un golpe de castigo rápido y ganamos. Y eso que debuté de ala. La sensación fue brutal. Supe que no volvería a dejar de jugar.
¿La peor derrota?
De chaval, me lesioné la muñeca y no pude jugar el Campeonato de España. Me pasé los tres días del campeonato llorando.
Un jugador de rugby no se rinde. ¿Qué le ha aportado este deporte en su vida?
Cuando jugaba, me enseñó a ser competitivo, las ganas de ganar y la unidad con el equipo. Ahora, grandes amistades y la sensación de pertenecer a un Club.
Vivió un año en Londres, dos en Australia y otro en Tailandia. Allí jugó al rugby. ¿Qué hizo en esos cinco años en el extranjero?
Tras terminar mis estudios de Gestión Comercial y Marketing, quería conocer mundo, así que me fui un año a Londres con uno de mis mejores amigos. Trabajé de camarero y aprendí bien el idioma. La experiencia me encantó. Quería más. Así que me fui algo más de dos años a la increíble ciudad de Gold Coast (Australia). Trabajé en el área de servicio al cliente de una empresa de videojuegos y estudié cursos de negocios. Invertí mis ahorros en viajar. Estuve seis meses de vacaciones: tres en una Volkswagen camperizada recorriendo Australia y Nueva Zelanda y otros tres, en autobús, barcos, motos y aviones recorriendo el sureste asiático: Tailandia, Laos, Camboya, Vietnam, Indonesia, Malasia, India y Filipinas. Años después, me fui un año a Bangkok (Tailandia) para dirigir la apertura de un restaurante español de lujo en un hotel. Finalmente, me instalé en Sevilla. Me hice autónomo y monté tres negocios. Ahora trabajo en Foodyt, start up que ha desarrollado un software para hostelería. Crean cartas digitales para restaurantes, a través de códigos QR.
¿Cómo volvió al Rugby?
Por casualidad o por las señales. En Australia se respira este deporte por todos lados. Hay estadios y lugares de entrenamiento. En la playa, todo el que está en el agua tiene una tabla de surf y en la arena, un balón de rugby. Un día estaba en mi toalla y me cayó un balón de rugby. Los jugadores estaban lejos y les devolví el balón, aparentemente, con un buen pase. Se acercaron, comenzamos a hablar y al día siguiente ya era parte del equipo. La mejor decisión, reconectar con el rugby.
¿Qué le aportó?
Hizo que hiciera muchísimos amigos estando tan lejos y que perteneciera a un club de nuevo. Además, me recorrí en autobús los pueblos más recónditos de Australia durante todo el campeonato. En un partido jugando de Ala (el medio melé y apertura eran muy buenos) iba corriendo la banda con el balón y me adelantó un canguro. ¡Lo prometo!
¿Y en Bangkok?
El segundo día de instalarme me metí en Internet y contacté con el equipo de Rugby. En una semana ya estaba entrenando y tenía un nuevo club, una nueva familia. Estés donde estés, el tener tu equipo, te hace fuerte y hace que pertenezcas a ese lugar. Es una sensación de estar arropado independientemente de estar lejos de casa. En este equipo tuve la oportunidad de jugar y compartir vestuario con jugadores de mucho nivel, como el internacional con Australia y campeón de la copa del mundo universitaria en Inglaterra Matthew Waugh.
Volvió al CAR. ¿Cómo fue el reencuentro con sus amigos?
Increíble. Después de tanto tiempo, volver a casa y a tu club fue una sensación inmejorable.
¿Qué día supo que le cambiaría la vida?
Para que mi vida cambie tendría que cambiar yo. La vida no me ha cambiado. Soy el de siempre adaptándome a las novedades. Como todos, en nuestras vidas, somos felices, disfrutamos y nos adaptamos para que nuestra felicidad no se vea alterada.
¿Cómo ha vivido el confinamiento?
Muy bien. Me casé justo el 7 de marzo de 2020. El último fiestón antes de la era Covid, así que estuve a gusto encerrado con mi mujer.
¿Qué cree que hemos aprendido?
Los que tienen que aprender son los políticos
¿Cómo se encuentra físicamente?
Bien, es decir, no me duele nada, pero ya no puedo hacer deporte. Bueno, creo que puedo nadar. Lo hice hace unos meses en la playa, pero tendría que comprobarlo. Lo que sí hago todas las semanas es pasear con la bici y andar mucho, estirar y escribir. Si a eso se le puede llamar deporte: soy un deportista nato.
¿Y de ánimo?
Muy bien, como siempre. Eso es lo que siempre he transmitido y así es como soy.
Escribe un libro autobiográfico. ¿Cómo surgió la idea?
Hacía tiempo que lo había pensado, pero no me decidía. A raíz de la enfermedad (ELA), la idea fue cobrando más fuerza. Al estar en ERTE, vi que era el momento, la excusa perfecta para seguir poniendo la alarma, despertarme y sentirme productivo. Además, es mi gimnasio. Tengo que ejercitar mis manos para cuando toque volver a la oficina, no estar más oxidado de la cuenta.
¿Cómo va el proyecto?
Me he puesto fecha límite: Navidad. Creo que va bien, pero no puedo despistarme. Podría ser un poco más constante.
¿El primer síntoma que sintió?
2018. Final de la temporada del CAR. Me sacaron tarjeta roja y aproveché el parón para ir al médico y mirarme los hombros. En uno tenía un golpe y me dolía mucho. El otro brazo, no me dolía, pero me sentía raro. El del golpe no era nada. El raro era el inicio de la sensación de falta de fuerza derivada por la ELA.
¿A cuántas pruebas se sometió hasta que le confirmaron el diagnóstico?
Las primeras me las realizaron con el seguro privado de la ficha. Me dijeron que no tenía nada derivado del rugby. Fui al Hospital Virgen del Rocío y allí me atendieron hasta dar con mi problema: punción lumbar, tomografías, electromiografía, serologías, resonancias… La ELA es un diagnóstico al que se llega porque presentas síntomas y signos compatibles, descartando cualquier otra causa. El Virgen del Rocío tiene una unidad multidisciplinar del ELA que funciona muy bien. Están ahí cuando los necesitas.
¿Cómo evoluciona?
Para la enfermedad que tengo podría estar peor. En la ELA es una certeza que la evolución siempre es negativa, pero otra certeza es que nadie sabe cómo, ni a la velocidad que voy a evolucionar. ¡A lo mejor os entierro a todos! No me preocupo por eso, simplemente, sigo con una vida sana y deportiva en la medida de lo posible, como siempre he hecho. Que quede claro: vida sana es también una cervecita con una tapa de croquetas.
¿Qué limitaciones tiene?
Tengo afectados sobre todo la mano y el brazo izquierdo, pero también el brazo y la mano derecha. Además, no puedo correr, saltar, etc. Tengo espasticidad en las piernas. Cuando me levanto, cojeo, hasta que cojo el ritmo ¡Estoy hecho un puzzle! Puedo ir a la playa. ¡Oh. Qué me gusta un chiringuito! Al trabajo, puedo ir en bici. También, pasear, conducir, sentir, amar, reír, disfrutar. De todo, igual que cualquiera… Disfruto de cada día como cualquier persona, como siempre he hecho.
¿Qué pide como afectado de la ELA: ayudas, más investigación, visibilidad…?
Pido, lo lógico, más presupuesto para investigación de todas las enfermedades, a pesar de que sean raras. Tendrían que investigar sin cesar hasta encontrar una cura, pero al no haber tantos afectados, a las empresas farmacéuticas no le sale rentable investigar. Es horrible, pero es la verdad. A día de hoy solo hay una medicina que me tomo que, en principio, ayuda a que la enfermedad se desarrolle más lentamente.
¿A quién ha conocido en este nuevo tiempo que le ha sorprendido?
A mi mujer. Me sorprende cada día
¿Lo más duro de esta enfermedad?
La dependencia. En mi caso lo llevo bastante bien. Tengo la suerte de que mi mujer está igual de loca y es súper alegre, como yo. Es médico. Ahora está en casa estudiando para el MIR. Me echa una mano en lo que necesito. Es nuestro día a día. No le damos importancia. Pero, si es verdad que cuando ella esté trabajando en el hospital, necesitaré asistencia para cosas tan tontas como abrocharme la camisa, ponerme los calcetines, abrir la leche, extender la mantequilla…
¿Su mayor refugio?
No sé si es un refugio, pero creo que seguir como siempre. Normalizarlo todo.
¿Su filosofía de vida?
Se la canto, de Navajita Plateá.
“Esta vida es alegría
Y yo, la vivo soñando
Voy de paso son tres días
Y dos, se pasan volando
Levántate todos los días
Con ganas de comerte el mundo
Y sonríe, canta y baila que
Esta vida está de lujo, que
Esta vida está de lujo
Despierta con alegría
Y échale a tu vida un pulso
Camina, sueña y salta …”
¿Qué es lo que más teme?
Temer, temer, nada, pero si es verdad que pienso que si algún día ya no puedo trabajar más, me gustaría seguir manteniendo mi nivel de vida económico y tener la tranquilidad de que el Estado me dé algo digno.
¿Cómo se controla el miedo?
Hablando. Si tienes miedos, inquietudes, dudas, habla con tu pareja, con tus amigos, con tu familia o con un profesional, pero no te aísles.
¿Cómo se entrena una mente positiva?
Me sale sola, como el que sabe cantar, así que no tengo mucho mérito. En mi caso, me centro en lo que tengo, en lo que puedo hacer y disfruto de eso. Por ejemplo, el rugby es mi pasión, me encantaría poder jugar pero no puedo, si lo que puedo es montar en bici, la bici ahora es mi rugby y así será sucesivamente con lo que toque. También, rodearme bien de mi familia y buenos amigos.
¿Qué le arranca una sonrisa?
Un peo.
¿Lo más importante de la vida?
Depende a quién le preguntes, pero te diría que es hacer lo que uno quiere en cada etapa de su vida. No dejarte nada. Lo más importante para poder hacer eso es saber qué es lo que realmente quieres. Cuidar a los tuyos: padres, hermanos y pareja. Que se sientan queridos en cada momento. Sumar tienes que sumar, allá donde estés, allá donde vayas: trabajo, familia, en mitad de un partido complicado. No puedes borrarte.
¿La fórmula para ser feliz?
Tiene gracia esta pregunta porque un posible título para mi libro es ACTITUD: una fórmula infalible. A + I = F (Actitud + Ilusión=Felicidad)
¿Un ídolo?
Dos. Mi madre, Lucía y mi padre, Jaime.
¿Una frase que le inspire?
¿Cervecita?
¿Un libro que recomiende?
Me gustan mucho las biografías de personas que han tenido vidas interesantes: deportistas, artistas, historias reales. Las última que he leído está muy bien: 50 Palos, de Pau Donés y Open de Andre Agassi.
¿Qué le proporciona paz?
El mar.
¿Un sueño?
Dos: Tener hijos que triunfen en el CAR, pero este sueño aún no. Mi mujer es muy joven. Tiene 26 años y no tenemos ninguna prisa. Queremos unos años más para nosotros. Y que todas las enfermedades tuvieran cura.
¿Su grito de guerra?
¡Ups! No tengo. Además, solo gritaba en el campo y paso de guerras.
¿Qué echa de menos?
Jugar al rugby.
¿Un lugar al que volvería?
A muchos, pero diré Australia.
De corazón, amigo. ¿Qué pueden hacer sus amigos del CAR por usted: un partido benéfico, un reto challenge, buscar un patrocinador para editar su libro…? ¡Soñemos!
Seguir ahí, seguir jugando al rugby. Crear cantera, disfrutar mucho y poco más… Bueno, lo del patrocinador para editar el libro no suena mal. Ya que estamos, la asociación de ELA Andalucía es de gran ayuda para pacientes como yo. Si alguien a nivel personal o empresarial quiere colaborar con esta asociación, dejo aquí el enlace para que puedan informarse: https://www.elaandalucia.es/WP/
#NoSomosUnEquipoSomosClub
TEXTO: MARTA CONDE
Hola Pepe, soy muy amiga de tú prima Marta Peña ella me lo ha mandado y mis padres, (mi padre murió hace dos años y medio) de tus padres,
Enhorabuena por tú valia, leer esta entrevista, me ha dado fuerza, tienes mucho que enseñar, por favor, no te rindas, sé que no lo harás.
Eres una maravilla.
Un fuerte abrazo.
Maria Luisa G-P
Me encantó la entrevista y doy fé de que Pepe es un crack
No sabía nada , No se que decir, no sé cómo dar ánimos , el que se excusa se acusa ;
“CARPE DIEM “
Sencillamente ejemplar, magnifica actitud, sin conocerlo de nada, solo por sus respuestas se puede intuir un tío que irradia felicidad!
Sencillamente ejemplar, magnifica actitud, solo por sus respuestas se puede intuir un tío que irradia felicidad!
Muy grande Pepe ! soy Alex, el marido de Idoia, me ha encantado tu historia, sigue así de alegre y positivo ante la vida, a ver si nos vemos pronto ! Un abrazo !
Necesito ponerme en contacto con Pepe, Jaime o Daniel. Fui canguro de los tres hermanos cuando eran pequeños y me gustaría saber como contactar con ellos. Gracias